El Día Perfecto con un atardecer no tan Feliz

Una mañana de Enero, en la costa atlántica, me levante temprano para ver si el día estaba lindo y de repente entro por la puerta el padre de mi amigo, me dijo que hacia calor. Entonces decidí ir para mi casa y ponerme un traje de baño y ojotas para ir a la playa. Ese día era el cumpleaños de mi amigo y yo tenía en mi casa su regalo así que lo agarre y fui devuelta para el apartamento donde el estaba con sus padres.
Cuando entre por la puerta de la casa de mi amigo estaba despierto, recibiendo los regalos de su padres y cuando le di mi regalo, no se porque, recordé casi todos los momentos de mi vida que había estado con él, justo en ese momento sonó el timbre, era Nicolás otro amigo nuestro que, no hacia mucho que lo conocíamos pero para nosotros era una gran persona en ese momento, había viajado 200 kilómetros para desearle un feliz cumpleaños a su amigo.
Inmediatamente salimos para la playa para aprovechar el día ya que estaba hermoso.
Cuando llegamos al balneario estaban todos juntos preparados para cantar el feliz cumpleaños. Mas tarde fuimos a jugar al fútbol a las orillas del mar con Nicolás, el cumpleañero, dos amigos del club de él y yo. Jugamos un partido inolvidable contra unos chicos de la provincia de Santa Fe. Terminado este encuentro fuimos al mar que para sorpresa no estaba fría el agua. Cuando estábamos saliendo del mar Nicolás dijo que se iba a cambiar de colegio por lo que a él más le encanta hacer, El Fútbol. En ese momento el cumpleañero y yo nos detuvimos, le dijimos a Nico, como a él le gusta que le digan, que le de para adelante, si el seguiría siendo una buena persona todo le iba a salir bien.
Esa misma noche, en los quinchos del complejo donde estaba ubicado el que cumplía años, su padre organizo una parrillada junto a mis padres y los amigos del hermano del cumpleañero. En total éramos 20 personas.
Comimos y luego fuimos a bailar a una discoteca de fama popular llamada Pueblo Limite.
Volvimos a la mañana temprano porque Nicolás debía volver a Buenos Aires para poder entrenar con el club de sus amores.

Por Sebastian Fernandez Canto