lunes, 29 de septiembre de 2008

Buenos recuerdos

En el invierno del 2006, un adolescente de unos 15 años, llamado Agustín, se levanto el sábado bien temprano como de costumbre para ir a jugar un partido en el club donde él jugaba. Pero ese partido no era uno como los demás, ese partido era especial porque si conseguían ganar, iban a salir campeones, uno de los sueños del equipo. Luego de levantarse fue al baño, y después bajo para desayunar. Faltando dos horas para el partido salió para la cancha.
Al llegar ya están casi todos sus compañeros de equipo viendo el partido previo al que ellos iban a jugar. Aparte de jugadores, la cancha estaba llena de padres, amigos, y fanáticos del club. Ya terminado el partido previo, él con sus demás compañeros se fueron a preparar para el partido. Se cambiaron y luego empezaron a entrar en calor.
Solo faltaban 10 minutos para que comienze el partido, y para agrado de Agus, él estaba entre los 11 titulares. El técnico le había dicho que juegue tranquilo que los goles ya le iban a llegar. Ya era la hora del partido, el equipo salió a la cancha con muchos nervios pero también con muchas ganas de salir campeones y dejar su marca en el club. El rival era un equipo duro, pero no imposible de ganar.
Arrancó el partido y se planteo luchador y de poco buen fútbol. Agustín no encontraba la pelota y su equipo no jugaba bien, hasta que a los 5 minutos de partido llegó el primer gol del equipo contrario. Uno a cero perdían pero faltaba muchísimo para que finalice el encuentro. Pasaron 15 minutos, y el empate no se hizo esperar más. El gol fue en contra en un centro cerrado. La hinchada explotó de alegría al igual que los mismos jugadores. Cinco minutos más tarde llegó el segundo gol para pasar a ganar dos a uno. Agustín y su equipo estaban contentísimos, porque aparte de estar ganando y estar saliendo campeones, estaban jugando un muy buen fútbol llevándose por delante al rival.
Finalizó el primer tiempo con ventaja para el quipo de Agustín. Su técnico dio indicaciones para la segunda etapa y el equipo ya estaba listo para empezar a jugar de nuevo. Así fue que apenas empezado el segundo tiempo, el empate llegó por un error en la defensa. Agustín y sus compañeros no perdieron la calma y así pudieron seguir jugando de muy buena manera. Iban veinte minutos cuando Agustín queda mano a mano con el arquero rival, y con una pegada fuerísima lugar el tres a dos para el delirio de todos. Solo faltaban 10 minutos y su equipo iba a salir campeón. Ya se escuchaban petaros, había bengalas y banderas. Los últimos diez minutos el equipo de Agustín demostró porque iba a ser el campeón metiendo dos goles más para decorar el resultado con un cinco a dos a favor. Terminado el partido todo fue festejo, vuelta olímpica y cantos de una tarde inolvidable para Agustín y sus compañeros de equipo.

Por Tomás Noya

1 comentario:

mariana dijo...

Impresionante relato del partido. Detalles verídicos de algùn partido memorable?
No incluiste discurso directo
Cuidá la correlaciòn temporal del pretèrito: Comenzara en lugar de comience, etc.
Fuerísima ???
petardos?? me imagino...